Hace un año, en enero de 2014, este pequeño hijo apenas tenía cuatro meses y desde entonces, no ha hecho más que crecer y crecer. Lo creé como un hobby para contar mis experiencias en otros países, luego de ver cómo los «parceros» se reían al escuchar el «detrás de cámaras» de las – modestia aparte- maravillosas fotos que subía a Facebook.
Relatos «tras bambalinas» que, sin embargo, desmentían la imagen de absoluta felicidad que proyectaba al visitar frecuentemente sitios diferentes. Claro, es que a diferencia de esas fotos, los «cuentos» en persona estaban llenos de tragicomedia: en algunos viajes olvidé dejar el «bulto e’ sal» (nube negra) en casa, por lo que padecí experiencias que, según mis amigos, definitivamente sólo podían pasarme a mí.
Así que además de la mala suerte, el despiste y el exceso de confianza fuera de Colombia (aquí, una vive en paranoia permanente, mientras que afuera, por creer que todo es paz, tin!!! atraco seguro) ayudaron a que mis amigos se divirtieran tras escuchar y ver gesticular las aventuras al regreso.
Entonces, empíricamente, a punta de ensayo y error, fui aprendiendo a moverme en las tranquilas y al mismo tiempo turbulentas aguas de las nuevas culturas, en ocasiones acompañada y muchas más veces, sola. Y se me ocurrió que si lo contaba en internet, a alguien le serviría, se sentiría identificado o por lo menos, pasaría un rato agradable.
Lo que empezó con ese objetivo, poco a poco demostró que también servía para soltar pensamientos que a veces quedan enterrados – pero enquistados- entre las diez mil cosas que pasan por la mente durante la rutina del día a día. Y en este sentido, sí, le doy la razón a un amigo que muy seguramente no leerá esto porque dice evitar las bitácoras narcisistas.
El caso es que, narcisista o no, el blog crece a paso leeeeento pero seguro y se acerca a las 6.000 visitas.
(Paréntesis: Al principio, cuando tienes 100 visitas, te dan ganas de organizar una fiesta porque la gente «está leyendo lo que escribes». Luego empiezas a ver otros blogs que llegan a 40.000 u 80.000 visitas, que tienen libro propio e infinidad de opciones más y te das cuenta de que sigues siendo una neófita)
Pero bueno, al ver que este nene no sólo gatea sino que aprende a caminar, decidí que se merecía algo más. Una «mudita» de ropa, un juguetito nuevo… ¿por qué no una cara nueva, aprovechando que con 2015 comienzan nuevos proyectos?
Y así nació este diseño de Año Nuevo: con más énfasis en las imágenes (que valen más que 1.000 palabras), con más columnas y destacando entradas antiguas que estaban cayendo en el olvido.
Además, hay una nueva página llamada «Vivir lejos de casa«, con textos que no hablan específicamente de viajes sino de pequeñas cosas que, a los ojos de una «extranjera» viviendo en tierra ajena, parecen extraordinarias.
La categoría «Cositas varias«, que ya existía y que habla de todo y de nada, ahora contiene también un apartado de «Tips» para viajeros, entre otras novedades.
En fin, sin más preámbulos… ¡ahí les dejo!
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