Los hostales son el mejor hospedaje al viajar sola porque allí es fácil conocer gente y, por ende, conseguir nuevos compañeros de viaje. ¿Qué otros beneficios tienen? Te los cuento aquí.
Pero antes de seguir, contarte que este post está basado en mi propia experiencia, como mujer viajando sola y sin tiquete de regreso (si quieres leer más sobre mi caso, ve a la Home de esta web ).
Sí: antes de salir sin billete de vuelta hacia el sudeste asiático, y luego de Vietnam a Francia por tierra, tenía claro que debía quedarme en este tipo de albergues: por un lado, sus instalaciones propician las reuniones sociales. Por otro, pagar solo por una cama, en vez de una habitación, resultaba más barato (lo que significaba alargar mi viaje).
Entonces, empecemos por el principio…
¿Qué son y cómo funcionan los hostales?
Los hostales son un tipo de alojamiento donde pagas exclusivamente por la cama que ocupas. Esto significa que compartes habitación con otras personas que, como tu, también habrán pagado por su cama.
Usualmente, el hostal asocia la cantidad de personas en una misma habitación al precio que le pone a la cama. Por ejemplo, si compartes el cuarto con 15 personas más, es probable que te salga a precio de huevo.
En cambio, si compartes solo con cinco más, el precio aumentará, y así sucesivamente.
Incluso, algunos hostales dan la opción de alquilar habitaciones privadas. ¿De qué sirve esto? Pues porque hay momentos en que necesitas privacidad – sobre todo si llevas un buen tiempo quedándote en hostales -, pero aún así quieres socializar. Esto, para poder compartir tours, o simplemente para tener con quién hablar.
¿Es verdad que son sucios o inseguros? La respuesta es… depende del hostal, como también sucede con los hoteles. En mi caso, siempre me sentí segura en estos alojamientos baratos, aunque he de reconocer que prefería las habitaciones de solo mujeres.
No tanto porque temiera que algo me pasara al viajar sola, sino porque tengo la teoría de que las chicas roncamos menos (¡jé!).
Es decir, más por comodidad en cuanto al sueño que otra cosa.
En conclusión, me convertí en una gran defensora de los hostales, por los siguientes motivos…
Beneficios de los hostales
1. Conoces a otros viajeros
Como dije, los hostales son una especie de «santuario» para los viajeros en solitario. El ambiente se presta porque usualmente tienen una zona común con juegos y distintas actividades (como ver películas, cocinar juntos).
A veces, hasta suelen contar con una sala, comedor, o un espacio para distraerse… llámese bar, billar, ping-pong o lo que haya para reunir a la gente.
Advertencia: debes revisar bien el tipo de hostal que reserves. En mi caso, le huyo a los «party hostel» porque la gente vive borracha y no respeta el sueño de nadie. Quedarse en estos hostels no parece una buena idea si quieres visitar los sitios durante el día.
Además de eso, no solo conocerás gente nueva sino también aquella que muy seguramente comparte tu pasión (viajar). Gente que se adapta, que viaja sola, que rompe prejuicios.
Ya sea con compañeros de cuarto, de cocina o de áreas sociales, siempre tendrás con quien compartir unos minutos, salir a visitar lugares o, incluso, ir de rumba.
Conclusión: los hostales me han parecido una “universidad de la vida”, más enriquecedora que un libro de viajes o una clase de geografía.
2. Son baraaaaatooooooosssss
Quedarme en ellos me permitió estirar mis ahorros en ese viaje sin tiquete de regreso. Salí con 3000 USD de mi país hacia el sudeste asiático, y si no hubiera sido por este tipo de albergues juveniles, creo que no los hubiese podido estirar por seis meses.
Eso sí: aprendí a no escoger los hostales más baratos de la vida porque el precio se veía reflejado en su higiene. Allí, aparte del cuarto compartido, los baños también lo son.
Consejo: llevar chanclas para usar esas duchas con tranquilidad, y tapones para los oídos y antifaz (para dormir sin que te moleste la luz o el ruido).
Piénsalo: si tu foco es conocer nuevos sitios en una ciudad distinta a la tuya, y aprender de culturas diferentes – en vez de darle prioridad a una habitación –, realmente no necesitas más que una cama.
3. Puedes cocinar
Algo que no permiten los hoteles tradicionales y que es esencial para ahorrar es la cocina. O también sirve si eres de las personas que cuida su alimentación (viajeros fitness).
En los hostales, usualmente tienes estufa, microondas, ollas, platos… lo necesario para una comida básica, sin destinar gran presupuesto en ello.
Eso sí, debes mirar las características del hostal antes de reservar porque en el sudeste asiático, por ejemplo, no siempre se consiguen hostales con cocina, aunque la comida en la calle es súper barata.
Además, a veces puedes cocinar con otros huéspedes y tienes compañía en la mesa. Otra razón para preferirlos, cuando viajas únicamente con tu mochila y tu sombra.
5. Muchos quedan en lugares accesibles, y cerca al transporte público
Como han sido creados por viajeros y para viajeros, sus dueños tienen claro que los huéspedes no son de pagar taxis o buscar restaurantes con miles de estrellas Michelín.
Por eso, la posibilidad de usar el transporte público resulta clave. Entonces, la movilidad y la cercanía a sitios centrales, también son un plus.
¿Cómo encontrar hostales baratos?
Empecé a buscarlos por Hostelworld pero dejé de hacerlo porque una vez dejé una referencia terrible del peor hostal donde me quedé en Camboya , y me la borraron.
Me quejé con ellos y la respuesta que me dieron fue que no podían publicar referencias que incluyeran la palabra «bichos de cama» o «bedbugs» porque eso afectaba la reputación del hostal y según ellos, no era culpa de los dueños.
Conclusión: mi referencia afectaba al cliente de Hostelworld, en detrimento de sus usuarios. Ese hostal tenía muy buenas referencias, pese a ser, literalmente, una pocilga. Por este motivo, y porque Hostelworld se queda con una parte de la reserva, decidí no usarlo nunca más.
Por el contrario, me pasé a Agoda, que aunque es de los mismos dueños de Booking, me parecía que brindaba precios más favorables (no sé por qué).
Así que ese es el buscador que más uso para encontrar hostales baratos.
Mi historia con ellos empezó fuera del país, cuando viví unos meses en Estados Unidos hace casi una década, y me enamoré de su cultura de solidaridad, tranquilidad y tolerancia. En los hostales compartes cuarto, dejas tus cosas en la cama, incluso enchufadas en el baño, y nadie las toca. ¿Poner candados y esconder lo de valor? Se puede, por supuesto, pero si no lo haces, nada pasa. Aunque compartas, el respeto a los espacios es una de las máximas.
Muy diferente a lo que conocía hasta el momento. Y lo que era una novedad en mis primeros viajes sola, se ha convertido ahora en el pan de cada día.
¿Tienes otra razón que agregar? ¡Cuéntala aquí!
Si quieres saber de otros tipos de hospedaje, échales un ojo en este post
*Agradecimiento especial a Bunc Hostel por invitarme a conocer sus instalaciones 😀
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