Es complicado planear una ruta en la reina del turismo en el sudeste asiático: ¡Hay tanto por ver, que es difícil escoger! ¿Ir a las playas de Tailandia en el sur o mejor a las montañas en el norte? ¿O las dos? ¿O ninguna, y dedicarse solo a comer y a los templos? En este post te cuento pros y contras de ambos destinos, basándome en la ruta que hice, de sur a norte, en tres meses.
Antes de empezar, quiero advertirte que me encanta la playa, la tranquilidad y la paz del ruido de las olas, además del color de mi piel luego de achicharrarme al sol. Sin embargo, ¡son los treks a las montañas los que me retan! El esfuerzo físico de llegar a la cima, y la satisfacción de haberlo logrado, me llenan mucho más que pasar una semana tirada en la arena. Así que tengo una preferencia clara, y quería avisarte de mi posición antes de continuar, jejejeje.
Las playas de Tailandia
Sí, todo lo que ves en fotos sobre las playas de Tailandia es verdad. La arena suave y blanca, el agua turquesa y de una temperatura perfecta, los barcos típicos que parecen góndolas, llamados long tail boats. Todo es real. Las playas de Tailandia son un sueño, del que, además, no quieres salir porque ante el calor del aire libre, lo más cómodo es pasar el día en bikini, con una bebida bien fría al lado, un libro, y sin tener que moverte mucho.
En mi ruta por este país, claro que conocí las playas de Tailandia. Específicamente en la isla de Koh Chang, cerca a la frontera con Camboya; Koh Tao, donde aprendí a bucear (¡y en mis primeros descensos vi un tiburón ballena!); Koh Phangan, Krabi, y Phuket. No tengo queja de ninguna, excepto por lo llenas que estaban, sobre todo Railway Beach, de Krabi.
Obvio, no todo podía ser perfecto, y el detrás de cámaras de todos estos lugares resultó tener un mundo de gente al lado, intentando tomarse la misma foto que tú, y haciendo malabares para no enfocar a nadie más en el encuadre, jejeje.
Eso, lo único. Aunque a decir verdad, otro punto que me disuadió de visitar lugares tan famosos como las islas Phi Phi fue el ambiente, que no concordaba con lo que buscaba en aquel momento. Es decir, lo que veía en los hostales de la zona era fiesta, fiesta y más fiesta. Trago, trasnocho, rumba al 100%. No iba conmigo porque -aunque suene lleno de clichés- mi año y medio viajando sin tiquete de regreso tenía el único objetivo de volver a mi esencia… algo más espiritual, por decirlo así, también motivado por la crisis de los 30, que pegó con toda en 2017.
Por otro lado, las playas de Tailandia son, por supuesto, más costosas que los destinos que tienen solo montañas (pero aún así, el país tiene precios muy competitivos, especialmente para mochileros).
Entonces, decidí tomar rumbo al norte.
Pasé tres meses en Tailandia, en los que viajé como mochilera por libre y te puedo decir que es uno de los países más seguros del sudeste asiático. En todos caso, si no te sientes confiada en hacerlo de esta manera, puedes revisar sitios como el de Voyage Privé, que organizan circuitos y rutas a ese destino.
Las montañas de Tailandia
Honestamente, decir que las montañas solo están en el norte sería una falacia, porque también están en el sur (o en casi todo lado). Por ejemplo, cuando estuve en Krabi, me dediqué un par de días a la ciudad, y no a la playa, para ir al Templo de Tigre. Allí subí la escalinata hasta la cima, por recomendación de unos amigos que conocí en el viaje. Ese atardecer de colores fue de los momentos que más recuerdo allí.
Sin embargo, si vas al norte, por supuesto, las montañas son el principal atractivo. Así, y yendo hacia Chiang Mai, la ciudad más grande de esta zona, podrás dedicarte exclusivamente a hacer treks, cascadas, inmersión en la selva… y visitar templos en las montañas.
En esta ciudad, por ejemplo, permanecí casi un mes, en el que tomé clases de cocina tailandesa, subí un par de veces al templo Wat Pra That Doi Suthep (o Doi Suthep, simplemente), aprecié la movida cultural de jazz (hay bares especializados que son bastante buenos), entre otros.
Y si agotas Chiang Mai, no te puedes perder también las montañas de Pai, un pueblo rodeado por una naturaleza de locura, donde puedes alquilar bicicleta y hacer además mountain bike entre todo ese verde maravilloso (aparte de los planes que ya mencioné anteriormente). Aunque, eso sí, acuérdate de tomar pastillas contra el mareo, porque al ser tan montañoso, ¡las curvas en la carretera son brutales!
Lo que más me gustó de Pai fue, sin duda su cañón de vértigo. Aunque me moría del susto caminando por algunas esquinas, sabía que iba a ser difícil olvidar ese paisaje.
Por otro lado, desde Chiang Mai también puedes ir a Chiang Rai, con sus templos como principal atractivo. Sobra mencionar el famosísimo templo blanco, o Wat Rong Khun, o el azul, Wat Rong Suea, como ejemplos.
Pero en general, el norte te ofrece un turismo más de naturaleza, caminatas, templos y monumentos, antes que ir a tomar el sol, que es básicamente el objetivo de las playas de Tailandia, jejejeje. Eso sí, la fiesta, en este país tan turístico, se encuentra en todos lados.
Revisa mi ruta completa por Tailandia, en tres meses
Si quieres leer más sobre Tailandia, no te pierdas esta categoría de mi blog
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