Las «quinceañeras» que modelan por el centro de Lima sus vestidos bombachos para convencer a posibles clientas, me dieron un hondo respiro: si aún existe esa tradición, significa que no estoy tan vieja.
Aunque parezca de otra época, su trabajo revela que en algunas partes de Latinoamérica, esa edad todavía es sinónimo de coloridas faldas abultadas y de bailar el vals con papás, tíos y primos, frente a decenas de invitados, para conmemorar “el paso de niña a mujer”.
Las falsas quinceañeras peruanas -falsas porque hace rato pasaron la barrera de los 15- son vecinas del presidente de Perú. Sin embargo, él no es el destinatario de su atención, ni ellas buscan escoltar su palacio. Para eso, ya tienen el suyo propio: el “Palacio de las Quinceañeras”, a pocas calles de la Plaza de Armas, en el colonial centro histórico limeño.
Fotos prohibidas
Cual museo de valiosas reliquias, las fotos están prohibidas para impedir que cualquiera “copie los diseños” que allí se exhiben, según la vigilante del palacio, guardiana de la pintoresca tradición. Claro, algunos padres que ahorran para ese día como si fueran a entregar a su hija en matrimonio, no quisieran ver a otra con un modelito similar.
Hasta desfiles de “quinceañeras” se programan en días y horas específicas de la semana, reflejo de la seriedad del asunto. Pero no es seriedad ni solemnidad lo que me inspiran los trajes sino algo de arrepentimiento, porque cuando cumplí los 15, rogué a mis papás que me evitaran semejante vergüenza.
Me parecía bochornoso cantar las “Quince Primaveras”, con la falda de un vestido bombacho entre las manos y pensando en el posterior vals… Ahora, en momentos de adultez, un recuerdo de estos me hubiera divertido mucho.
Adenda
«Quince Primaveras», la canción con la que lloran los padres de las quinceañeras:
esta informacion por lo menos la veo util !!!