¡Hola! Soy Paula, la autora de este blog

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Me llamo Paula, y era periodista en Colombia, con más de 6 años de experiencia en grandes medios, cuando renuncié, vendí lo que tenía, y me fui sola por el mundo.

Tuve experiencias espectaculares y otras no tanto, y aquí intento contártelas de la manera más honesta.

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Mi VENGANZA, o cómo cobrar en Vietnam

Mis empleadores vietnamitas me estaban estafando, y aparte de eso, me amenazaban con deportarme. Era hora de atacar:  me debían más de mil dólares y seguían tomándome del pelo. Acá les cuento cómo cobrar en Vietnam, cuando les pase algo similar.

Cuando anuncié que dejaba la nefasta compañía, me enviaron un cínico mail (todo en ellos era de un cinismo exagerado) en el que me daban la «opción» de «seguir trabajando felizmente, haciendo caso omiso de los desacuerdos» o «terminar unilateralmente el contrato«, con lo que eso significaría (conociéndolos, podrían inventar cualquier cosa, como robarse mi dinero y mis diplomas originales de la universidad, que estaban en su poder).

Me daban también un «plazo límite de 24 horas para contestar». No pensaba responder porque cualquier cosa podría ser usada en mi contra. ¿Qué pasaría si no lo cumplía? Veríamos. Iba a descubrir cómo cobrar en Vietnam.

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DESPUÉS DE LA TORMENTA, LLEGA LA CALMA😎 . ¡Buen día familia! Esta foto es de cuando, por fin, se terminó el novelón de Vietnam 🙈 y pude recuperar todo💪. Es simbólica porque cuando por fin lo logré, me sentía como una pluma😌: libre y feliz😜. Estoy contando en #stories cómo fue la estocada final😅. . Como ven, no siempre #viajar es fácil. En mi caso, di la pelea👊 porque tenía un sueño. Y la perseverancia (o terquedad, mejor) no me dejaba renunciar a él😏. Subir de Vietnam a Francia por tierra me costó sudor, lágrimas, y me mereció el Óscar de mi vida🤣, con un rol de #gangster que jamás imaginé interpretar. . ¿Valía la pena🧐? En ese momento no lo sabía pero todo lo que viví después hizo opacar la tormenta de entonces🙌. El sol☀️ salió, y me enseñó que a veces damos importancia a pequeñeces de la rutina😶 cuando hay cosas peores, como vivir amenazas o sentirse "abandonada" al otro lado del mundo😯. . Aparte de eso, recibir mensajes en mi blog de futuros profes, agradeciéndome por los #posts en el blog tras haberlos prevenido, no tiene precio☺️. Ayudar (y hacerlos reír a ustedes, lo confieso😄) es mi motivación más grande para seguirlo manteniendo👏. . Lo que me pasó a mí pasa allí frecuentemente, y se lo hacen tanto a nativos como a no nativos🙄. La mayoría no dice nada, por eso se repite y se repite… y se repite😪. Pero los que me lo hicieron a mí no sabían lo que era meterse con una #colombiana… o peor: una #santandereana 😂😂😂. . Amigos, estoy muy emotiva al ver que tantas personas siguen el novelón😋. Con tanto compromiso… En serio, ¡qué importa el número de seguidores! . Gracias, familia de instagram😍🤗. ¡Los quiero! . PS: Dejo el novelón (culebrón) en Historias Destacadas . 📸@belisa_crepusculario_ . Calle del tren en Hanoi. . #mujeresviajeras #viajosola #warrior #novelon #historias #travelbloggers #travelgoals #travelordie #latinosporelmundo #colombianosenelexterior #colombianosporelmundo🇨🇴 #travel #happily #womenwhofight #guerreras #womenwithcharacter

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«Enséñales a lo colombiano»

No sabía a quién acudir porque algunos amigos me decían que dejara las cosas así. Que los vietnamitas eran peligrosos, que jamás les iba a ganar. Una vez, incluso, un español me dijo que en Vietnam es común que los jefes contraten «bandas» para que vayan a «enseñar» una lección  al que está protestando porque no le pagan.

«Te puede salir cara la protesta», me advirtió.

¿Dejar así?¿Después de todo lo que había esperado y sufrido? NOOO!!! Yo no me iba de ese país con las manos vacías. Además, les iba a mostrar, a los que estuvieran padeciendo lo mismo, cómo cobrar en Vietnam.

Así que me acordé de mi amigo canadiense del comienzo de toda esta novela. Él me había dicho: «Por las buenas no te van a pagar». Lo contacté. Insistió: «Ya les diste muchas oportunidades. Ahora hay que pelear. Enséñales lo que pasa en Colombia cuando la gente no paga».

Como ya estaba acostumbrada a que lo único que escucharan de Colombia eran los estereotipos de las series de Netflix, le reclamé y le dije que realmente no era el mejor ejemplo para el momento.

«No importa si Escobar ya murió, no importa si esos estereotipos no tienen nada que ver contigo. Tú vas a agarrarte de ahí, de esa sangre que tienes, y les vas a enseñar a respetar», afirmó.

«¿En serio? Tengo que actuar como la ‘jefa de jefas’ para que estos mafiosos vietnamitas actúen correctamente?», pensé.

Vietnam me hizo creerme «Paula Tijeras», inspirada en Rosario Tijeras, novela de Jorge Franco sobre una asesina a sueldo en las comunas de Medellín.

Como mi paciencia ya se había acabado, empecé a repetir como un mantra lo que creía mi amigo. Había que enseñarles a respetar. Y di el siguiente paso.

Los mafiosos y la reputación

El canadiense me decía que lo único que importaba allí era la reputación, así que había que amenazarlos con volverla trizas para que entendieran la seriedad del asunto. Yo tenía clara una cosa: ellos me veían totalmente indefensa, lo cual era un punto a favor porque no se esperaban el ataque.

En segundo lugar, tampoco conocían la fama de las mujeres santandereanas en Colombia, como ya había explicado. Y en tercer lugar, tampoco contaban con que yo, periodista de formación y con experiencia en Comunicación Organizacional y Relaciones Públicas, trabajo justamente con la reputación.

No se iban a olvidar de mi nombre, de eso estaba segura. Les iba a demostrar lo que había aprendido sobre cómo cobrar en Vietnam, ¡je!

Cómo cobrar en Vietnam: la palabra

Seguí el consejo del canadiense sobre repartir papeles frente a los colegios donde enseñé, contando mi historia. Entonces, escribí un texto diciendo quién era yo, por qué había dejado de enseñar allí, y las amenazas migratorias de los mafiosos vietnamitas, denominados cándidamente «Elink Vietnam».

Papelitos vs. mafiosos vietnamitas

En el papel les dije a los papás de mis estudiantes que temía por el tipo de educación que sus hijos recibirían de semejante compañía, teniendo en cuenta que ellos pagaban pero los profesores no recibían su sueldo. Por supuesto, también hice énfasis en cómo los desgraciados estaban tratando a sus empleados extranjeros. En el papel también puse el logo de los mafiosos vietnamitas, así como la foto de sus «cachorros» arrodillados: la gente que atendía la recepción.

Una amiga vietnamita me hizo el favor de traducirlo. Saqué 200 copias. Esperé la salida de los niños. Entregué los papeles. BOOM!!!

texto contra los mafiosos vietnamitas
Este fue el texto traducido al vietnamita

Mis estudiantes me veían y me preguntaban si podían hacer algo para ayudar. «Lleva este papel y entrégaselo a tus papás, para que se enteren», fue mi respuesta.

Por supuesto, si eres el papá o la mamá de alguno y ves que el dinero con el que pagas las clases no llega a los profesores, te preguntas: ¿Adónde fue a parar? ¿Dónde queda lo que se le paga a Elink Vietnam?

«Correrán como cucarachas»

Mi amigo me había prometido que apenas entregara los papeles, ellos «correrían como cucarachas» a pagarme. Esto, porque el tema de la reputación supuestamente les generaba pánico. Pero ya había repartido los papeles en tres de los colegios públicos donde enseñaba inglés, y nada que recibía ninguna llamada, mensaje o señal de humo.

«¿Dónde están las cucarachas que no las veo?», le escribí. «Calma. Tú sonríele a los papás. Entrégalos a todo el mundo. Incluso, a las profesoras vietnamitas, que serán las encargadas de regar el chisme. Si no te dicen nada, mañana vuelves», me aconsejó.

Así hice. A medianoche recibí un mensaje de la persona que me había amenazado.

– Mi jefe quiere hablar contigo
– Yo no necesito hablar con nadie. Quiero mi plata
– Sí, te vamos a pagar todo.
– ¿Según quién? ¿Según ustedes (estafadores, HPs ladrones!!!)? Porque sospecho que no tenemos la misma cifra en mente.
– No soy contadora
– OK. Entonces dígale al contador que aún me quedan varios colegios por repartir, y no tengo problema en seguirlo haciendo porque tengo todo el tiempo del mundo.

cómo cobrar en Vietnam
Obvio, yo en realidad pensaba esto pero siempre me contuve, sorprendentemente.

Cinco minutos después, recibí un mail con una cifra. Como sospechaba, me ofrecieron una cantidad que, por supuesto, no acepté. En Elink Vietnam repetían como robots que yo no cumplía con el contrato (por haber renunciado), pero por ningún lado mencionaban que según ese documento, ELLOS TENÍAN QUE PAGARME INTERESES, si se retrasaban en el pago. 

Además, recordemos que, tras el primer mes de retraso, habían prometido un aumento del 10% del salario si la situación se extendía más allá del 26 de diciembre. Ahhh, pero yo no olvido fácil, por desgracia suya. De eso, obviamente, tampoco me había olvidado.

Como con ellos habían que hacer las cosas a las patadas, pues justamente eso hice.

– YO: No veo por ningún lado los intereses por 4 meses de retraso en el salario. ¿Dónde están?
– ELLOS: ¿Cuáles intereses? Eso no está en el contrato
– YO: Está en el contrato que ustedes mismos no leen. Léanlo y cúmplanlo. O si no, ya mismo les estoy contando a mis estudiantes adultos, vía mail, cómo ustedes (mafiosos) tratan a los profesores.

Me respondió con un monto más alto, aunque, por supuesto, no todo lo que me debían. Pero acepté. Estaba cansada de pelear. Esos bandidos succionaban toda mi energía. Era increíble el nivel de estrés que alcancé en ese país.

«Ustedes me van a pagar donde YO DIGA»

Apenas acepté la cifra posterior, me dijeron «OK, ven a buscar el dinero». ¡¡Pero ni tonta que fuera!! No me iba a meter en la boca del lobo, en la guarida de estos sátrapas. Ellos sabían que estaba sola en ese país. Obviamente, no iba a aparecerme por allá.

– YO: No voy a ir hasta allá. Ustedes me pagan donde YO DIGA. Y será en un café en el centro de Hanoi (lleno de extranjeros, a la luz de todo el mundo).
– ELLOS: Ya sale la persona para allá

Le dije a un compañero de apartamento que viniera conmigo en la moto, porque necesitaba ir con un hombre a cobrar (sí, porque en una sociedad machista, hay que ir con un hombre o si no, no te toman en serio). Y por seguridad, lógico. Nunca se sabía con qué saldrían.

Entonces, llegamos al café, esperamos unos minutos y, llegó un tipo en una moto.

Puro «cash»

Como en una película de crimen, el tipo me preguntó: «¿Tú eres Paula?». «La misma», contesté.

Así me sentía en la pelea. Estaba «envalentonada»

Te imaginas cualquier cosa en esos momentos. Como que te sacan una pistola y.. ¡Tas! ¡Tas! ¡Tas!

O tal vez demasiada imaginación. El de la moto sacó el fajo de billetes. El monto acordado, y en efectivo, como en una película de gangsters. «Cuéntelos». A ver, estaba clarísimo que lo haría. Nunca se sabía con esos estafadores.

«Completo», dije. «Firme acá que recibió». Lo hice. Pero aún faltaba algo: mis diplomas originales. El de la carrera, y el del certificado TEFL (Teaching English as a Foreign Language), el curso que había hecho para enseñar oficialmente como «profe» de inglés.

Con un TEFL de 120 horas que hice virtualmente, pude enseñar inglés pese a no ser profesora nativa. En caso de que, pese a lo que me pasó, quieras seguir yendo a Vietnam (je, je), te dejo aquí un 15% de descuento, para el curso con los requisitos mínimos que pide la legislación vietnamita.

«¿Y mis diplomas?», pregunté. «En una semana te daremos razón de ellos», afirmó.

¿Podía confiar en esos mentirosos compulsivos? ¿Me los entregarían en ese plazo, teniendo en cuenta que ni siquiera habían cumplido una fecha que sí estaba escrita (la del contrato)? YA SABEMOS LA RESPUESTA.

Pero ellos no sabían hasta dónde «este pechito» era capaz de llegar.

CONTINÚA EN EL PRÓXIMO Y ÚLTIMO POST DEL TEMA.

2 comentarios

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  • Paula interesante relato de tu cronica. Nos deja en suspensión do para la otra entrega. Ya puede hacer un libro con tus crónicas muy apasionante.

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