Caminar por sus calles empedradas es como vivir en un cuento. Pero no precisamente de hadas y unicornios ni de bellas durmientes: las esquinas de Praga permiten hacer una regresión hacia las épocas de reyes y reinas, de lacayos y juglares, de alquimistas y magos, de protestantes y católicos. Y sobre todo, de guerras, muertes y destrucción.
Para los fans de Game of Thrones y los soñadores, bohemios y locos que vivimos recreando en nuestra imaginación momentos pasados y hasta inexistentes, la capital de la República Checa es el paraíso. Y no hace falta ir con alguien para divertirse: allí no hay espacio para la soledad porque los fantasmas de tantos años de historia te llevan de la mano.
Una tragedia que envicia
Praga fue escenario de la Guerra de los Treinta Años, que azotó a Europa entre 1618 y 1648 y puso de moda el término “defenestración”, que significaba tirar por la ventana a las personas indeseables para que cayeran ante una masa enfurecida. Los checos empezaron con esta práctica en el siglo XV y la repitieron hasta cuatro veces a lo largo de la historia. La mayoría de las víctimas eran católicos que querían imponer su religión a quienes se inclinaban hacia un protestantismo típico de Praga, agrupado en la Iglesia Husita, creada por Jan Hus en el siglo XV.
Después de las guerras de religión y de la desintegración del imperio austrohúngaro – una vez finalizada la Primera Guerra Mundial-, la República Checa (en ese momento, Checoslovaquia), sería invadida por los nazis. De nuevo, la sangre correría por sus calles.
Tras el triunfo aliado en la Segunda Guerra Mundial, Praga quedaría de nuevo a merced de manos ajenas. Esta vez, bajo influencia soviética. Y entre levantamientos, represiones, revoluciones aterciopeladas e inmolaciones, finalmente los checos lograrían liberarse del yugo extranjero.
Ahora recuerdan con valentía su historia para que no les vuelva a pasar. Ubicada en el corazón de Europa, Praga preserva aún las marcas de conflictos pasados, cicatrices que se convierten en atractivos para los miles de visitantes que acuden a su llamado.
En unas semanas estaremos en Praga. Nos gusta la mirada que tenes sobre la ciudad!
Ya te contaremos nuestra experiencia 🙂
Abrazo!
Hola! La ciudad es totalmente hermosa (buenas fotos en todas partes). Además, está llena de historia. Tienen que ir obviamente a la Catedral, que tardó varios siglos en terminarse por las guerras, al Castillo (preferiblemente con un guía, para conocer las historias de las defenestraciones, que eran muy comunes allí), al puente de Carlos, sobre todo cuando cae el sol, porque es absolutamente increíble! Al barrio judío, y por supuesto, a todas las paradas que tengan que ver con Kafka. Ahhh y el reloj medieval!! Jajaja me faltaron muchas cosas pero de verdad, vale mucho la pena 😉 Buen viaje!!!!
En unas semanas estaremos en Praga. Nos gusta la mirada que tenes sobre la ciudad!
Ya te contaremos nuestra experiencia 🙂
Abrazo!
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