Vas en bicicleta, te saludan. Caminas, te saludan. Compras algo, te saludan. Usas falda, o pantalón y te saludan. ¿Hombre? ¿Mujer? También te saludan, y cuando lo hacen, todos se alegran como si jamás sufrimiento alguno hubiera pasado por sus vidas. Con perdón de los vecinos de Tailandia, el lema del «país de las sonrisas» se lo lleva de lejos Myanmar.
Nunca había sentido tanto amor por un lugar desde el primer día. Apenas llevo dos semanas y ya estoy nostálgica de pensar que se me acaba el tiempo de la visa y debo salir el próximo 29 de julio (2017). Porque no me gusta ni lo quiero: yo amo a este país. Lo adoro, pese a no hablar el idioma y ser del otro lado del mundo -literalmente-, porque me conecté más rápido con su gente que, incluso, con muchos habitantes de mi propia tierra.
Ya me lo habían dicho algunos viajeros cuando estaba en Tailandia y en Camboya. Siempre hacían la misma cara cuando hablaban de Myanmar… parecía que estuvieran soñando. Como cuando una sonrisa surge de la nada al evocar momentos de rebosante felicidad, de aquellos que no se dan todos los días. Y me daba curiosidad, por supuesto, pero no imaginaba hasta qué punto yo también haría la misma cara incluso sin haber salido de su territorio.
Lo mejor de Myanmar
Myanmar es auténtico, original, especial. Las garras del turismo masivo que se aprecian sobre todo en el sur de Tailandia no han llegado por esta zona – a excepción de Bagan, cuyo acoso al turista relato en este post-.
Sin embargo, fácilmente dentro de unos años podría volverse igual (y por eso, lo mejor es visitarlo cuando antes!!! Si necesitas saber cómo tramitar la visa, acá te explico todo).
Sus habitantes, en un país tan grande, son demasiado variados. Diferentes mentalidades y culturas (sobra hacer énfasis en la violencia por motivos étnicos que el país vivió durante décadas) pero con algo en común: la amabilidad birmana.
Humildes pero siempre destilando entusiasmo, y con un inusual brillo en los ojos. Felices con tan poco, ellos sí que saben cómo dar lecciones de vida. Sobre todo a quienes nos quejamos de todo y de nada – o nos quejábamos, porque este viaje me ha enseñado a desprenderme de tantas cosas materiales y de preocupaciones estúpidas, que ya siento que puedo hablar en pasado-.
Entonces, visitar Birmania resulta indispensable, pese a ser un país aún desconocido para muchos mochileros del sudeste asiático.
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¿Por qué Myanmar no es tan popular como otros del sudeste asiático?
Hay varias razones:
El tipo de turismo
Allí está lejos del descontrol y la fiesta desenfrenada. No verás a viejos extranjeros (depredadores sexuales) buscando jóvenes locales o niños, ni bares gigantescos, ni discotecas llenas de ladyboys ni extranjeros perdidos de la borrachera por las calles.
Birmania es, más que todo, un destino cultural y de naturaleza.
Myanmar es más caro que sus vecinos
Hablando en precios de alojamiento, mientras que en el norte de Tailandia puedes conseguir un super hostal por 4 USD, en Myanmar los hostales rondan entre los 8 y 15 USD (en Bagan, hasta 20 USD por una sola cama en dormitorio).
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En ciudades más pequeñas, como Hpa An (cerca a la frontera suroriental), lo más probable es que únicamente puedas conseguir una habitación privada. Como son sitios aún no adaptados para el gran turismo, no tienen la infraestructura tan desarrollada y por eso los precios suben. Sin embargo, experimentar tanta belleza junta vale el precio de la estadía.
Por otro lado, la comida sigue siendo igual de barata.
La visa de turista también puede ser más cara y corta
Esto, respecto a lo que ofrecen otros países. En Tailandia, por ejemplo, los colombianos tenemos dos meses (por 40 USD) desde que entramos al país, con posibilidad de prorrogar sin salir. En cambio, en Myanmar pagas 50 USD por 28 días. Sobra decir que si tienes otro pasaporte, puede que no necesites visa en Tailandia, como sí la requieres en Myanmar.
El transporte es más complicado
Aunque te puedes mover en bus, tren o avión, hacerlo como los locales es más difícil porque no todas las vías están habilitadas para los extranjeros. A veces los buses hacen vueltas impresionantes, cuando en la aplicación Mapps.me ves otra ruta muchísimo más corta.
Por ejemplo, del Lago Inle a Hsipaw, me aparecían 3 horas en carro particular. En bus nos echamos unas 15 horas porque se fue hasta Mandalay y volvió a subir.
Los trenes tienen una lentitud que solo calman los paisajes de ensueño y la hospitalidad de sus pasajeros.
Como el turismo no está tan desarrollado, hay poco lujo
Así que si quieres algo extremadamente limpio y espectacular, prepárate para pagar aún más que en otros lugares. Los hoteles baratos no son buenos y debes estar dispuesto a hacer omiso a comodidades si quieres centrarte en todo lo que este país tiene para ofrecer.
¿Myanmar o Birmania?
Depende de cómo lo veas. En una historia extremadamente resumida, Birmania fue colonia británica, luego ocupada por Japón en la Segunda Guerra Mundial. Luego, ya independiente, fue gobernada por una junta militar, que fue la que le cambió el nombre a Myanmar (1988). En 2011 empezaron las reformas de apertura con un gobierno civil, aunque el nombre oficial no volvió a cambiar.
Así que para los opositores, Myanmar es sinónimo de militares y dictadura. Sin embargo, al preguntar a nuestra guía de un trek maravilloso (sin hacer alusión a la política) cuál de los dos nombres prefería, respondió que mientras Myanmar incluía a todas las etnias del país, Birmania no lo hacía. Así que… hay gustos para todo.
Un país inmenso, lleno de contrastes, pero sobre todo… de mucha felicidad. Pese a su imperfección, minúscula frente a su grandeza, solo reitero que… ¡es inevitable rendirse a sus pies!
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Gracias x tus comentarios y sigue disfrutando el viajeeh!✨saludos, Claudia
Gracias a ti por leerme!!! Saludos 😀
Muchas ganas de visitar arte país. Gracias por contar tus vivencias!
A ti por leerlas!! Saludos 😀