Ni es Marte ni es escenario de una «peli» de Western del mismísimo Clint Eastwood, pero no tiene nada que envidiarles. ¿Cómo llegar y qué hacer en el Desierto de la Tatacoa, a pocas horas de Bogotá? ¡Lee hasta el final!
🥇Primeras impresiones en el Desierto de la Tatacoa
Cada vez que visites un nuevo destino en Colombia, te convencerás de que, definitivamente, este país es una caja de sorpresas.
En esta ocasión, lejos de las montañas de la Sierra Nevada de Santa Marta, las playas de la Costa Caribe, o la selva amazónica, llegué a un destino no tan conocido pero igual de impactante: el Desierto de la Tatacoa.
¿Dónde queda y por qué se llama Desierto de la Tatacoa?
Ubicado en el municipio de Villavieja, departamento del Huila, y lejos de las luces, el estrés y del ruido de la ciudad más cercana (Neiva), está este maravilloso desierto que no es desierto.
Es decir, inicialmente era un bosque seco tropical que, con los años, dio paso a la aridez de ahora.
Su nombre quiere decir serpiente, aunque no te asustes: no vi ninguna en mi fugaz paso por la zona.
¿Cómo es el Desierto de la Tatacoa?
Es, básicamente, una combinación de tonalidades que van del rojo al gris, en una distancia no muy grande.
La parte roja es el área que se conoce como Cuzco. Está casi que inmediatamente a la entrada, y será la que te dé la bienvenida. Y sí, aprovecha para tomar fotos porque es la más fotogénica del Desierto de la Tatacoa.
Más adentro, verás la parte gris, llamada «Hoyos», totalmente diferente al paisaje rojizo de la foto anterior.
El sector de Cuzco en el Desierto de la Tatacoa
Te hará volar la imaginación. En cualquier momento, esperarás una bola de paja, o los duelos pistoleros de las películas norteamericanas del Oeste. Mirarás alrededor si hay puertas de vaivén o el propio silbido de tuuuuriruriruuuuuu de «El Bueno, el Malo y el Feo».
¡No es exagerado! Apenas veas aquel cañón agrietado de arena terracota casi en la entrada, y los cactus de las especies más variadas, sacarás tu cámara o teléfono inmediatamente.
En mi caso, y cuando fui (en un plan súper improvisado con amigos), no tenía hospedaje, ni sabía muy bien lo que iba a hacer. Aparte, estaba súper trasnochada, porque me pegué una maratón para llegar al Desierto de la Tatacoa desde Bogotá. Sin embargo, al llegar, el panorama tan increíble me hizo olvidarme del cansancio.
El sector de Hoyos en el Desierto de la Tatacoa
Luego del paisaje tipo Marte, y una vez te adentras al Desierto de la Tatacoa, verás cómo el gris se impone entre las dunas. Allí, según los lugareños, se pueden ver en formas de animales suspendidas en las montañas de arena, aunque yo sólo imaginé una tortuga (¿será falta de creatividad?).
Durante una caminata posterior, y gracias a nuestros guías (unos motoristas que contratamos apenas entramos al Desierto de la Tatacoa, como explico más abajo), conocimos también el fruto del cactus «cabecinegro», que sabe como a pitahaya y que puede salvar vidas en caso de que te pierdas.
Como hacía tanto calor, mi cámara se resistía a funcionar. Así que había que mimarla un rato mientras se relajaba, e insistir con cariño… Conclusión: te quedo debiendo la foto del cactus «cabecinegro», pero échale un ojo cuando vayas 🙂
Al finalizar el recorrido, nos esperaba la tan nombrada piscina de Los Hoyos (que los motoristas nos presentaron como la panacea), con agua sacada de pozos subterráneos.
No me gustó, me pareció un sacrilegio hacer ese lugar en medio del paisaje.
Ninguno de nosotros se animó y mientras los motoristas se relajaban, nosotros saboreábamos unas cervezas heladas. Sabían a gloria.
🥇¿Dónde dormir en el Desierto de la Tatacoa?
Ya te expliqué las zonas más populares del Desierto de la Tatacoa. Pues en la primera que verás, que se llama Cuzco, es donde encontrarás hospedajes. Es bastante útil saberlo, si es que vas sin reserva previa.
Cuando fui, el destino aún no se había vuelto tan popular, por lo que no tuve ningún problema para conseguir dónde dormir sin haber averiguado previamente.
Además, había llevado una carpa (tienda de campaña) por si acaso. La monté en un lugar llamado «Noches de Saturno» allí en Cuzco, como ya dije. Te explico más de los precios y si pude descansar o no en la parte de «¿Cuánto cuesta?», más adelante.
Sin embargo, y teniendo en cuenta que ahora es un sitio muy turístico, te recomiendo reservar previamente, sobre todo si viajas en uno de tantos puentes festivos que tiene el país, que es cuando los colombianos se vuelcan a las carreteras.
Además de los alojamientos directos dentro del Desierto de la Tatacoa, puedes buscar un hospedaje más cómodo dentro del pueblo de Villavieja, o si no tienes problema de presupuesto, quedarte en Neiva e ir en un tour de un día al desierto, sin complicaciones.
Por cierto, este tour de dos días al Desierto de la Tatacoa tiene un MUY BUEN PRECIO e incluye guianza, una noche de alojamiento en Villavieja, y recorridos también dentro del pueblo, por si quieres ahorrarte la planeación, jejeje.
🥇¿Cómo llegar al Desierto de la Tatacoa?
Desde Bogotá, se debe tomar un bus a la ciudad de Neiva, capital del departamento del Huila (son 5-6 horas) y después, desde el Terminal de Buses de Neiva, otro más hacia el municipio de Villavieja, a unos 40 minutos de esa calurosa ciudad.
La ruta de Villavieja te puede dejar directamente en el desierto (pregúntale al conductor), o si lo prefieres, puedes visitar primero el pueblito -donde hay un museo paleontológico- y luego sí agarrar otro carro o mototaxi (más barato) hacia la Tatacoa.
Mi experiencia
Viajamos Bogotá – Neiva en un bus nocturno que decía tardar seis horas pero que lo hizo en cuatro y media… así que llegamos a las 4 de la madrugada al terminal, medio zombies, intentando averiguar cómo llegar al desierto.
La decisión de ir había surgido de la nada. Yo había convencido a unos amigos de sumarnos a un tour organizado que salía de Bogotá -para no preocuparnos buscando rutas y alojamiento-, que al final nos dejó tirados. Pero no te preocupes, no es ninguno de los que recomiendo aquí.
Conclusión: tuvimos que ir por nuestra cuenta y «a la de Dios».
Entonces, desde el terminal de Neiva llegamos a Villavieja y, de un momento a otro, estábamos maravillados, sin comprender a conciencia cómo aparecimos allí.
Muriéndonos de sueño, y sin nociones de tiempo ni de espacio. Sólo bajar-carro, pisar-suelo, montar-carpa, descargar. Jao!!!!
Como estábamos tan somnolientos, averiguamos dónde nos podíamos quedar. Con una amiga armamos nuestra carpa, y otros dos amigos rentaron hamacas en aquel lugar.
Sin embargo, y aunque moríamos por una siesta, el calor nos impedía hacerlo.
NO RECOMIENDO ACAMPAR. Realmente el calor es insoportable y no deja dormir.
Aparte de eso, esa noche llegaron unos huéspedes al lugar con sus mega-camionetotas, haciendo un ruido terrible: vallenato y reguetón, trago por doquier, y bailando hasta las tantas.
Llegaron a armar la fiesta en pleno desierto, cuando nosotros solo queríamos disfrutar de la tranquilidad, y de ese lienzo inmenso que era el cielo estrellado en plena oscuridad.
En ese momento, reiteré lo que siempre he pensado de este tipo de turistas que, lastimosamente, están presentes por todo Colombia: que necesitamos muchísima cultura ciudadana, para dejar de incomodar a los otros con la actitud estúpida del «¡¿Y usted no sabe quién soy yo?!».
Es decir, el arribismo de muchos colombianos les impide comportarse con educación: piensan que porque tienen plata, o demuestran tener plata y contactos, los demás deben aguantarse su patanería. PFFFT!!
En fin, después de pasar derecho por segunda noche consecutiva (porque la primera la pasamos en el bus Bogotá – Neiva), comimos, nos armamos de energía, mucha agua y… ¡a conocer!
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✅ ¿Qué hacer en el Desierto de la Tatacoa?
Conocer los sectores de Cuzco y Hoyos
Claramente, los dos sectores que te describí antes son imprescindibles para visitar.
Nosotros empezamos por la zona roja de Cuzco, que quedaba muy cerca del hospedaje. Sin embargo, después de eso (y de la respectiva sesión de fotos), negociamos el tour en moto que te dije anteriormente.
Los motoristas nos adentraron aún más, lejos de aquellos hipnotizantes pliegues bermellón . Aunque queríamos ir caminando, fuimos «tramposos», lo sé, pero los guías tenían razón… la distancia era exagerada para ese sol tan violento.
O también puedes hacer un tour guiado en bicicleta. Eso sí, ten en cuenta las distancias (es decir, necesitas tener buen estado físico), y que el sol quema bastante.
Después del tour, regresamos, nos refrescamos, y dejamos de recrear a forajidos y carruajes, y a John Wayne y Henry Fonda entre cactus y chivos.
Esperamos a que oscureciera. Era hora de cambiar el chip hacia la cuota estrellada del paseo.
Admirar constelaciones y estrellas
Cuando el sol se esconde, y al lado de una pequeña construcción que termina en cúpula (el observatorio astronómico), a una distancia caminable de los hospedajes, se concentran los foráneos para escuchar al astrónomo. Es el más respetado de la «manada».
Telescopios gigantes se apoderan entonces del césped para permitir casi que tocar los cráteres de la luna. El Cinturón de Orión, Sirio, Júpiter y sus lunas, las Pléyades, las Osas… casi todas las constelaciones aparecen imponentes, al mirarlas desde la línea del Ecuador. ¡Sin palabras!
Y dicen que en Bogotá se está 2.600 metros más cerca de las estrellas… pero fue en ese desierto, que mucho antes fue mar, donde me sentí en pleno espacio sideral.
☝ ¿Cuánto cuesta ir al Desierto de la Tatacoa?
El pasaje del bus Bogotá-Neiva oscila entre los 60.000 y 70.000 pesos colombianos (más de 15 USD, al cambio de 2022).
El de Neiva – Villavieja está en unos 20.000 pesos (unos 5 USD).
Ya en el desierto, acampar está a unos 15.000 pesos por persona (3 o 4 USD, en el hostal Noches de Saturno).
Si decides tomar el tour en moto que incluye la parte roja y la parte gris de la Tatacoa, te cobran más o menos 40.000 – 50.000 pesos por persona (incluyendo el almuerzo), lo que da unos 10 USD.
Por las tres horas de magia en la clase de astronomía pedían 10.000 pesos (2 dólares en la época), pero actualmente deben estar cobrando 20.000 (5 USD).
Luego está la comida de los días que decidas quedarte, que ya queda a elección de cada cual. En ese hostal, y dependiendo de la comida del día, los platos estaban de 10.000 pesos para arriba (2-3 USD).
Conclusión: Me gasté unos 400.000 pesos (unos 100 dólares), redondeando, por dos días, una noche, desde Bogotá, viajando por libre.
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Que chevere quiero viajar a ese lugar mitad de año.Gracias por la info.
Es espectacular! Gracias a ti por leerme 😉
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